martes, 28 de diciembre de 2010

La Puerta Sin Cerradura

               Historias  de  Kilmore  Cove

La Leyenda de La Puerta Sin Cerradura

Era Domingo y un grupo de niños hablaban sobre lo que iba a hacer en vacaciones  ya que comenzaban el martes. Al pasar junto a la plaza se les acerco un señor de unos  noventa años y les dijo:
-Sabéis, en mi época era todo muy distinto, nosotros jugábamos a la comba…  al trompo…  al diábolo…- y se quedó pensativo- pero, ¿a que no sabéis lo que ha pasado de generación en generación?
-¿El qué?- Preguntaron todos al unísono.
-La leyenda de la puerta sin cerradura-dijo el anciano con tono misterioso. Yo mismo estuve ante ella, con sus bisagras oxidadas y su madera húmeda y vieja. Estoy absolutamente seguro de que ahora no sería capaz de llegar hasta ella; no sé si habrá más trampas y mi cuerpo no está en tan buenas condiciones como en aquellos tiempos, pero da igual. Si estáis el miércoles aquí a las cinco de la tarde, os daré el mapa que os llevará hasta la puerta.
-Vale- Dijo uno de los chicos llamado Moisés.
-¿Moi puedo hablar un momento contigo?- dijo su hermana Julia agarrándole del brazo. No ves que este señor es del siquiátrica; mira en su manga izquierda.
-Da igual Julia- Dijo él despreocupado- ¿no creían que Einstein estaba loco? y mira todo lo que ha aportado.
-¿Yo que sé si creían o no que Einstein estaba loco? Yo a este viejo chiflado no le voy a hacer caso ninguno-dijo con tono serio.
-pues vale Julia-dijo el enfadado.
Ya era lunes y los niños tenían que ir a clase. Al acabar las clases Moi se dirigió a los demás y les pregunto:
-¿Al final vais a ir a buscar la puerta conmigo?-dijo dudoso.
La minoría dijo que sí, solamente Ricardo, Andrés  y Emilio. Los cuatro restantes  votaron lo mismo que Julia. Al salir del colegio Moi dejo de hablar con Julia e iba más despacio de lo habitual.
-¿Qué te pasa Moi?- preguntó Julia.
-¿A mí? Nada-dijo en tono sarcástico- solo que estoy enfadado contigo.
-¿Por qué?- preguntó de nuevo.
-Porque siempre me llevas la contraria.
Julia se calló durante un rato y camino al ritmo de Moi.
-Bueno pues entonces iré contigo, ¿vale?- dijo decepcionada por hacerle caso otras ves a su hermano.
Al día siguiente Moi se despertó de muy buen humor y le preparó el desayuno a Julia, para que no dijera que no en el último momento.
A las dos ya se había acabado la fiesta que se celebraban con motivo de las vacaciones y Moisés y Julia se iban a casa mientras hablaban sobre la puerta y como tratar de abrirla, ya que no tenia cerradura. A las cuatro y media Moisés y Ricardo ya estaban en la plaza esperando al anciano mientras hablaban sobre la leyenda y sobre como pensaban abrir la puerta.
A las cinco llegó el anciano y le dio un trozo papel viejo y arrugado a Moisés diciéndole:
-Lo siento pero solo he encontrado esto-dijo el anciano
-¿Qué es?-Pregunto Ricardo.
-Es un acertijo que os llevará hasta una cueva donde creo que dejé el mapa-dijo mientras pensaba.
-vale- dijo Moi mientras cogía el trozo de papel-Vamos chicos, ya podemos ir a buscar la puerta-continuo.
-¡Chicos venid!-dijo Ricardo-vamos a descifrar el acertijo
-Yo lo leo-dijo Julia mientras cogía el trozo de papel.
Remad atentos y encontrareis un gran muro, en el que hay una cueva donde está escondida una curiosa llave, que se encontró junto a la puerta sin cerradura. Luego seguid un iluminado camino oculto y luego pasad junto a la roca de esmeralda y estaréis frente a la puerta de los deseos.
-Venga chicos, vamos al muelle a coger una barca-Dijo Julia guardándose el trozo de papel en el bolsillo.
Todos hicieron caso a Julia. Al llegar al puerto Julia preguntó:
-¿Estamos en marea baja o en marea alta?-
-Creo que hablo por todos si te digo que no tengo ni idea-Dijo la novia de Moi; María.
-Anda  vete y pregúntale a alguien-Dijo Ricardo
Y Julia fue sin rechistar. Fue corriendo a toda prisa por el centro del muele cuando vio a un señor que parecía ser marinero y le preguntó dicha cuestión.
-Estamos en pleamar- dijo Julia-
-Pues entonces tendremos que esperar aquí-
-¿Por qué?-preguntó María-
-Porque si estamos en pleamar y la cueva está a nivel del mar existe la posibilidad de que esté inundada-Dijo Ricardo-
-Es solo una cara bonita-susurró Julia-
Poco más tarde, solo unas 4 Horas, se oyó un ruido… era el estomago de Moi.
-¿Por qué no vais las chicas a buscar comida mientras nosotros  cuidamos la barca?-Dijo Ricardo –
-Vale- Contestó María
-No, no vale, yo no soy la criada de nadie y mucho menos de mi hermano-dijo Julia enfadada-
-bueno, pues si te entra hambre no te pienso darte mi comida, ¿vale Julia?-dijo Moisés-
-De acuerdo iré a buscar algo de comida a casa, dentro de media hora estaré aquí.
A los veinte minutos ya había llegado Julia con una mochila llena de bocadillos y jugos.
-Aquí hay suficiente comida para todos-dijo ella dejando la mochila en la barca-
Casi dos horas más tarde se dieron cuenta de que estaban en marea baja y se pusieron rumbo al gran acantilado del oeste de Kilmore Cove, es decir, hacia el gran muro del que hablaba el acertijo.
Llevaban ya media hora remando junto a la costa cuando se adentraron en las fuertes corrientes que estaban junto al acantilado
-¡Allí, allí!-grito Ricardo señalando a una especie agujero que veía en el acantilado-
- Remad hacia la cueva- ordenó Moisés ilusionado-ya nos queda poco-acabó diciendo esto ultimo en un susurro
Cuando estaban en la cueva se agruparon como si estuvieran esperando a que pasara algo. Todos empezaron a buscar la llave de la que habló el anciano. Al cabo de una media hora, se percataron de la existencia de lo que parecía una antorcha, apagada claro. Pasada otra media hora encontraron la llave junto a un mapa, estos estaban detrás de la antorcha.
-¿ahora que?-pregunto Julia
-hay que seguir el camino oculto e iluminado- Respondió Moi
-¿Pero de que hablas como puede ser un camino esas dos cosas a la vez?-preguntó de nuevo Julia
- Fácil- respondió Ricardo mientras cogía la antorcha-¿Alguien sabe como hacer fuego?
Mientras Ricardo intentaba hacer fuego Moi intentaba comprender en su totalidad el mapa que habían encontrado. Pasados veinte minutos Ricardo ya había logrado prender la antorcha y a su vez, Moi había comprendido totalmente el mapa y se puso enfrente de una grieta más o menos grande. La grieta era el camino iluminado pero oculto, ya que detrás de ella había una especie de tajea, con una pequeña corriente de brea.
-Creo que es por aquí- dijo Moisés señalando a la grieta- Es tan grande que podemos atravesarla.
-Pues entonces debemos ir por ahí, cuidado la antorcha no debe apagarse-terminó Ricardo
Al estar todos dentro Ricardo se puso a buscar algo por el suelo y las paredes, a los cinco minutos  se habían percatado de la existencia de aquella pequeña corriente de brea.
-Ya lo encontré- dijo Ricardo con tono victorioso-
Y poniendo la antorcha encima de aquel extraño riachuelo, dio comienzo al camino iluminado del que hablaba el acertijo. Las llamas alumbraban solo la pared dejando el centro de aquel pasillo oculto por la oscuridad. El grupo no  se dio cuenta de que ese era el camino hasta que se dieron cuenta de que el fuego solo alumbraba parte del pasillo. De repente este grupo de jóvenes entraron en una trampa, parecía como si el techo estuviera subiendo, pero lo que en realidad pasaba era que ellos estaban descendiendo.
-Chicos demos media vuelta estamos en una trampa-Dijo Moisés alarmado-¿No lo veis? El techo esta a casi dos metros mas arriba que antes.
De repente se oyó un estruendo
-¡Pegaos a la pared!-gritó Julia
Todos le hicieron caso y aterrorizados por el escándalo producido por algo que todavía no sabían lo que era, se callaron y empezaron a rezar. Al cabo de unos dos minutos se habían calmado ya que sabían lo que causaba el ruido y además había parado. El ruido fue causado por una enorme roca que rodaba pendiente abajo, una trampa sencilla pero peligrosa. Ya había paso casi una hora y aquel extraño grupo se encontraba dentro de lo que parecía una habitación  y ahí estaba… La puerta sin  cerradura, tal y como la describió el anciano.
-¡No me lo creo, por fin, aquí esta!- Gritó Julia con satisfacción.
Después de las alabanzas de todos por haber encontrado la puerta, se oyó un ruido aunque no igual al anterior, fue parecido.
-¿Otra roca?-
-¡¡No!!- Gritó despavorido Ricardo- no era una roca, era la grieta por donde entramos a esta especie de habitación, ahora esta cerrada.
De repente se oyó una voz, de la que nunca supieron la existencia, esta voz decía:
-No necesitáis esa grieta para salir de aquí, tenéis más vías de escape.
-¡Claro!, la puerta, ¿para que sirve una puerta si no es para atravesarla y pasar de un lugar a otro?-dijo Moi
-Para nada más-contestó Ricardo
-Pero como pasamos por la puerta, si está cerrada y sin cerradura, con lo cual no podemos abrirla, y mucho menos atravesarla- contestó Julia
-Fácil- dijo Moisés respondiendo a todas las preguntas de los demás- hay que hacer lo mismo que con todas las puertas-
-Pero esta puerta no es como las demás-Dijo Julia
-Pero podría serlo- dijo terminando la conversación Ricardo mientras se acercaba a la puerta con la llave en la mano.
Al acercarse, respiró fuerte y sin saber que pasaría después de la realización de sus actos, golpeó suavemente la puerta tres veces, como si estuviera llamando a ella, en el mismo instante en el que Ricardo dio el tercer golpe apareció silenciosamente, una cerradura en la parte derecha de la puerta.
-¿Cómo lo sabias?-preguntó intrigada Julia
-Intuición-
De repente de la puerta salió una luz, de color dorado, todos  quedaron segados por ella y cuando sus pupilas se acostumbraron a la luz que desprendía la luz, la miraron fijamente, esta no se movía ni aumentaba su intensidad.
-y como dije antes chicos, intuición-dijo Ricardo antes de dirigirse hacia la luz-adiós amigos si tenéis el suficiente valor, nos volveremos a ver- terminó justo antes de atravesar la luz.
-¡¡No!!-gritó Moisés,- adiós-dijo después de una pausa y siguiendo  los pasos de su amigo-
-Bueno tendré que ir a buscarlos-dijo Julia intentando que no se le saltaran las lagrimas-cuídense-dijo Julia dejando caer una lagrima en el suelo- adiós-


No hay comentarios:

Publicar un comentario